sábado, 4 de mayo de 2013

Mi primera Vez España



Relatos Eroticos



Un día, un lugar que jamás olvidaría,
Mi colegio. Tenía 14 años recién cumplidos, el lugar de institución; muy reconocido y de estrato alto, lo suficiente como para tener piscinas para sus estudiantes. Nombre que me reservaré.
Hacía ya un tiempo que había tenido mis primeros acercamientos; juegos con amigos, besos y manoseos, inclusive con otras chicas, ligeros striptease y excitaciones. Juegos donde la curiosidad daba de todo y más curiosidades, conversaciones, querer aprender y sentir el éxtasis de estar excitada.
La nueva electiva se había abierto; Natación. Con un docente nuevo, con unos 30 años aproximados, su cuerpo escultural, se notaba que se preocupaba por su físico, músculos contorneados, pero no exagerados, de cabello rubio, corto y ojos claros.
¿Nadar? pensé… pero si ya sabía hacerlo, pero la figura del nuevo instructor al que acá solo llamaré “él” para evitar inconvenientes futuros me hacían soñar con estar junto a él.
Y bien recuerdan que dije que el colegio de era de la alta sociedad?... pues bien, no tendría problemas con los uniformes. El vestido de baño un enterizo azul de espalda destapada que apenas tapaba mi cuerpo en formación pero que resaltaba la figura de cualquiera al ser completamente ajustado.
Poco a poco “él” y yo nos fuimos volviendo amigos hasta ese día. Aquel día en el que nos quedamos solos por primera vez. Por extraño que pareciera, el flotar boca arriba se me dificultaba. “él” como buen docente me tomó por debajo para que no me hundiera. Hacía énfasis en sacar el abdomen para poder realizarlo. Sus manos, grandes tocaban mi espalda mientras mi imaginación recorría todo mi cuerpo haciéndome erizar cada vez que lo sentía tocándome. Por un momento toco una de mis piernas aun por debajo haciéndome énfasis en el pateo, pero poco o nada pensaba en ello. en el momento que sentí sus manos recorriendo mis piernas mientras me acompañaba, fue imposible no contraerme al sentirlo, mi cuerpo se hundió como novato al no poderlo controlar. Él me tomo de los brazos para impedir que lo siguiera haciendo.
Sin más sin pensarlo me lancé sobre él, mis brazos rodeaban su cuello mientras sentía como mi pecho se aprisionaba por el de él. Y una de mis piernas quedo casi sobre su bulto atrapado por la pantaloneta de baño que siempre usaba. Me disculpé y sonreí de forma picara sin soltarlo. Por alguna razón su mirada cambió por completo, sentí como me desnudó con tan solo observarme, sus brazos que apenas me sostenían de la cintura me abrazaron por completo apretando mi cuerpo con el suyo, mi pierna sobre lo suyo sentía como de momento se iba poniendo duro mientras notaba como una de sus piernas se metía en medio de las mías y apretaba con fortaleza mi ingle, acto que hizo que un pequeño gemido saliera de mi boca. El más dulce e inocente, pero ganoso de placer.
Fue cuestión de segundos pero podía ver y sentir su excitación. De momento ya me tenía acostada sobre uno de los banquillos que rodeaban la piscina estando sobre mí, sin una palabra casi sin dejar de moverme. Nerviosismo se apoderaba de mí, tanto que me impedía moverme. Había sido como cual sueño de violación cualquiera se imaginara. Sus manos acariciando mi pecho sin control hicieron que mis pezones se sobresalieran y se notaran por sobre el vestido de baño. su lengua por todo mi cuello y oídos.
Me percaté de lo que pasaba. Intenté separarlo colocando mis manos sobre su pecho para alejarlo, pero su fuerza me dominaba. Entonces sentí su aliento sobre mi cuello –“se que quieres que te haga mía, ahora dilo…”- fue la única expresión que escuché, y con un tono tímido, asustado pero bastante excitado lo dije. –Hazme tuya-
Abrí sin pensarlo las piernas, ya estaba lo suficientemente mojada, y no precisamente por el agua de piscina, entonces sus grandes manos no duraron en acariciarme. Podía notar su cara perversa, pero eso me excitaba más.
Haló el vestido y casi del mismo me dejo casi desnuda por completo. Sus manos manoseaban de forma vulgar los labios de mi vagina mientras acariciaba mis nalgas y lamia mis pezones. Nunca me lo hubiese imaginado así. Me sentía vulnerada, utilizada pero no me molestaba.
Todo iba así yo casi sin moverme sin saber que hacer o como actuar, hasta que de la nada sacó su pene y lo metió en mí boca sin decir nada. La expresión “con todo y bolas” se quedo corta, me mojaba aun más saber lo que hacía, tal nivel de depravación había superado todas mis expectativas. se montaba sobre mí como si fuese a hacer un 69 pero solo yo le hacía oral, el solo manoseaba y empezaba a abrir lentamente los labios de mi vagina.
después de mucho, me tomo por las piernas e hizo que quedara acostada boca abajo, metía su instrumento en medio de las nalgas sin ningún tipo de perforación, mi respiración agitada y tal sensación hacía que gimiera de vez en cuando, entonces sin pensarlo, le pedí más.
Sin ningún tipo de consentimiento sentí como su cabeza se aposentó sobre los labios mientras el sujetaba mis piernas para que no las cerrara. Sin consensuarlo de la nada sentí todo su miembro dentro de mí, el dolor hizo que me postrara directo boca abajo pero él seguía sobe mi sin siquiera importarle le pedí que parara intentaba alejarlo pero de nuevo su fuerza me domaba, seguía mojada. Sentí como lo sacaba poco a poco para de nuevo meterlo con toda la bruscates del caso. Entonces no aguataba más, las lágrimas empezaron a salir con un leve quejido.
sacó entonces su miembro y me dejó descansar por un instante mientras el silencio del recinto se rompía con su voz nuevamente –“ya no eres virgen… “ – Me contenté sabía que había terminado, estaba satisfecha aunque adolorida mientras sentía como un poco de sangre aun salía.
Entre cerré los ojos por menos de 30 segundos queriendo descansar un poco cuando sentí sus manos apretando de nuevo mi vagina –“pero yo, aun no he terminado”- Concluyó con su vos sádica y pervertida. Yo ya no tenía fuerzas para resistirme. él temo mis nalgas con sus manos dejando mi ano a la vista y sin poder ver mucho sentí como ahora su cabeza entraba nuevamente pero esta vez por la parte que nunca había sido estimulada.
Pensé que nada me podría excitar más y aun más con el estado en el que me encontraba pero así fue. Duró poco dándome de forma anal cuando sentí su semen estallando dentro de mí.
Después de ello nada cambió, él seguía siendo el docente de natación que buscaba a su alumna cada vez que se quedaban solos, yo nunca me resistía, me encantaba… y así por todo un año.

0 comentarios:

Publicar un comentario